mercredi, juillet 30, 2008

Recuerdos de mi país

Hoy es sábado y solo trabaje medio día, en el camino al súper me he acordado de mis amigos en El Salvador.

Dejar tu tierra natal es arrancarse el corazón, dejar a los amigos, las mujeres que has querido, los chuchos fieles de la casa que te reconocen aunque llegues borracho a las tres de la mañana y por supuesto la familia. En mi casa mi única familia era mi madrecita y desde que se murió estoy más solo que la luna.

He pensado en mis amigos del colegio, en Chamba petate, en el mico Ordoñez, en Boris...durante los recreos de la escuela nos íbamos a fumar cigarros baratos detrás del aula y masticábamos zacate para que la maestra no nos sintiera el tufo a cigarros. Nos robábamos frutas de las fincas aledañas, chuleábamos a las vendedoras que de la montaña bajaban a vender sus cosechas, que tiempos más buenos que pasamos. Me pregunto donde estarán mis amigos ahora? Seguro todos están casados y con hijos, a mi todavía no me llega mi turno.

Trate de no comprar muchas cosas en el súper porque el miércoles es primero de mes y hay que pagar la renta y además había guardado $30 para ir a tomarme una cerveza a un barra show cerca de la casa. Odio los barras show porque se llena de hombres desesperados, unos lo muestran menos que otros pero hay unos que desde que entran se les nota que no han cogido en meses y con solo poder tocarle la mano o el cabello a una de las muchachas se sienten mas humanos.

Hace una semana el bus venia muy lleno y como pude me agarre de un tubo para no caerme, en una de las paradas se subió una gringa muy joven y termino parándose junto a mi. La niña era muy linda pero no creo que tuviera mas de 16 años, en un frenazo brusco termino recostada en mi y pude oler su fragancia tan rica, discretamente moví mi mano en el tubo para que justamente tocara su pelo durante el viaje, sus rizos güeros eran tan suaves y aun cuando me baje del bus todavía sentía el olor en mi mano. No me deje de sentir culpable cuando me encontré con Paula en el edificio pero al fin no la había engañado, simplemente tuve ese contacto humano con la güerita que seguramente no volveré a ver.

Las mujeres en el barra show varían, hay dos bonitas que por supuesto son las mas cotizadas y hay cuatro señoras en sus 40’s-50’s que digamos la vida no las ha tratado tan bien que digamos y esas fueron las que mas se acercaron esa noche, a lo mejor podían oler mi soledad como la de los demás hombres. Al final me tome 6 cervezas y me regrese a casa, me acosté y he deseado mas que nada que sea lunes, aunque parezca raro encuentro un poco de confort en la rutina cotidiana del trabajo.

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